Este boletín Algoritmo Transparente número #94 también está traducido al catalán, inglés, francés e italiano. Entrevista publicada en El Punt Avui, en catalán.
🌍 “Catalunya será uno de los principales jugadores de Europa. Tendríamos el BSC, la IA Factory y la gigafactoría de Móra la Nova”
Cristian Canton, el flamante nuevo director asociado de la infraestructura del Estado más importante para la inteligencia artificial y una de las piezas clave de la soberanía europea, el Barcelona Supercomputing Center, releva a Josep Maria Martorell tras una década de crecimiento exitoso con el MareNostrum 4 y 5. Cristian Canton (Terrassa, 1980) aterriza en el BSC tras 8 años como jefe de IA responsable en Meta en Estados Unidos, 5 años como investigador en Microsoft entre Estados Unidos y Canadá, y una experiencia más breve en Vicon, en la industria del cine con IA. Este doctor en visión por computador por la UPC, experto en aprendizaje automático y seguridad de sistemas de IA, ha trabajado en Facebook e Instagram en la lucha contra la desinformación, la manipulación durante procesos electorales y en cómo garantizar la protección infantil y contra el terrorismo.
¿Vuelve a Catalunya para vivir más tranquilo y estar en casa, o el reto del BSC es la continuidad lógica de su carrera?
Ambas cosas. Volver tras tantos años en Canadá, Estados Unidos y Reino Unido era algo que había pactado con mi mujer: “Algún día tenemos que volver.” Y se dio la oportunidad de hacer algo interesante. El BSC se puso en contacto conmigo y dije: “Maravilloso.” Encajaba perfectamente. Quería trabajar por el país y contribuir a que Catalunya, España y Europa se convirtieran en referentes en inteligencia artificial, supercomputación y ciencia con IA. Es una evolución lógica en mi carrera. Siempre he trabajado en inteligencia artificial para hacer el bien y ayudar a que ciertos ámbitos de la sociedad crezcan.
Trabajar por el país y que el BSC sea una infraestructura de soberanía, ¿lo sitúa como soberanía catalana, española o europea?
El BSC tiene representación de más de 50 países. Aquí se trata de hacer ciencia en Catalunya, España y Europa. Y en el contexto geopolítico actual, tener soberanía es crítico. Si no, dependes de otros grandes jugadores. Ahora mismo tenemos una gran dependencia de productores de chips americanos y asiáticos. Sería fantástico tener chips hechos en España o Catalunya. También dependemos de IA hecha fuera de Europa. Crear IA con valores europeos es un reto clave. El BSC tiene un papel fundamental en esta carrera por la soberanía. Somos un jugador entre muchos otros en Europa que estamos empujando. Creo que lo estamos haciendo muy bien. Por eso tengo esperanza en que Europa adquiera una posición tecnológica fuerte, que hoy, por desgracia, no tiene.
Su llegada al BSC coincide con la candidatura para la gigafactoría de IA en Móra la Nova. ¿Le ha tocado la lotería?
En realidad son tres proyectos. El BSC es una gran infraestructura de supercomputación para ciencia e IA en Europa. Una de las más grandes. Luego está la AI Factory, ya aprobada, que generará herramientas para que empresas y administraciones puedan acceder gratuitamente —por concurso público— a estos recursos y así mejorar su conocimiento y capacidades en IA. Es un proyecto de I+D pensado para que empresas que no tienen IA puedan adoptarla rápidamente. Y luego está la gigafactoría, la propuesta en Móra la Nova. Si se adjudica, contribuirá a tener soberanía tecnológica y a prestar servicios de IA a grandes empresas y administraciones. Hoy dependemos de proveedores como Amazon o Google. Sería muy interesante porque situaría a Catalunya y España entre los grandes jugadores, al contar con el BSC, la AI Factory y la gigafactoría. No será exclusivamente nuestro, porque hay proyectos similares en otras regiones europeas, con los que colaboraremos. Creo que estamos en el buen camino para levantar a Europa en esta carrera por la soberanía tecnológica.
¿Hay pocas empresas para las posibilidades del BSC o sobran y hay que seleccionar?
La AI Factory todavía se está construyendo. Estamos dando los primeros pasos para entender qué debemos crear cuando una empresa venga y diga “Me gustaría entrenar un modelo que clasifique hojas de árboles”. Habrá quien ya tenga un modelo entrenado y quien no tenga ni idea. Lo que estamos viendo es que la IA está en todas partes. Hay mucho interés por acceder a horas de máquina y a los servicios. Eso es perfecto. Nos interesa que funcione día y noche. Confiamos en que será una infraestructura muy utilizada, lo que a su vez generará empleo, potenciará pymes, nuevas ideas y startups. Puede ser tan relevante como para decir que esta infraestructura elevó el PIB de España gracias a una inversión hecha en el momento justo.
¿Cuándo funcionará la AI Factory?
El próximo año.
Hasta que esté la gigafactoría de Móra la Nova, ¿cómo sobrevivirá con la necesidad de chips y los aranceles de Donald Trump?
Buena pregunta. La propuesta del Estado español en consorcio con Telefónica, otras empresas (algunas catalanas) y la Generalitat de Catalunya incluye tecnología que aún no es soberana. No tenemos la capacidad de fabricar los aceleradores gráficos necesarios para entrenar grandes modelos.
¿Por eso Nvidia está en el proyecto?
Exacto. Por eso tenemos un proveedor de GPU. La idea es que el MareNostrum 6, previsto para 2029, ya incorpore tecnología diseñada y producida en Europa. Esa es la gran aspiración. Mientras tanto, la gigafactoría tendrá GPU de Nvidia, que son el corazón del entrenamiento de modelos. Quién sabe si la próxima gigafactoría ya tendrá tecnología europea. Sería fantástico.
¿El regreso de Trump con sus políticas agresivas de aranceles y la competencia con China está provocando una reacción positiva en Europa?
El regreso de Trump ha sido una catarsis. Europa ha comprendido que depender de los caprichos o ideas de un presidente extranjero la pone en una posición muy incómoda. Evidentemente, eso alimenta el deseo de independencia tecnológica, que puede ser muy beneficiosa. Es un aviso claro: las reglas del juego pueden cambiar muy rápido. Hay que tener un plan B y pensar a largo plazo. Es una competencia sana.
¿Qué papel tiene el BSC en este reto europeo?
Es fundamental. Uno de los grandes proyectos europeos de diseño de chips, DARE, lo lidera el BSC junto con un consorcio de empresas e instituciones, con un presupuesto inicial de 240 millones de euros. Aquí tenemos un equipo de 500 investigadores que trabajan día y noche para diseñar esos chips. Llevamos 20 años trabajando en esto.
¿Y en inteligencia artificial?
Estamos empezando a entrenar modelos como Alia y Aina, que representan las lenguas españolas y europeas —por supuesto, el catalán—. Eso nos coloca en una posición muy interesante en el puzle europeo de la IA. El BSC es imprescindible en esta carrera por situar a Europa en el marco geopolítico actual.
¿El ChatGPT español tiene fecha de salida?
Buena pregunta. Tengo una reunión justo después de esta entrevista para hablar de eso. Ya tenemos versiones iniciales, está maduro. Lo estamos mejorando. Ya se está probando en algunos hospitales y entidades públicas. Es una buena inversión porque un modelo de lenguaje encapsula la cultura reflejada en los datos de entrenamiento. Si tienes un modelo como LLaMa (Meta), Gemini (Google) o ChatGPT (OpenAI), han sido entrenados principalmente con datos anglosajones y encapsulan una cultura que no es la europea. Por tanto, entrenar modelos con datos seleccionados que representen los valores europeos es importante. No es solo lenguaje: representa cultura y valores que otros modelos no reflejan fielmente. Será un contrapeso a los modelos anglosajones.
¿Será un LLM gratuito para el usuario, que se irá entrenando y mejorando?
Correcto. Un modelo de código abierto, gratuito, accesible y que cualquiera pueda usar para crear startups o lo que quiera. Lo bueno de hacerlo público es que todo el mundo lo puede aprovechar. Estos modelos necesitan ser reentrenados y mejorados, porque el mundo cambia, hay más corpus y datos disponibles. Querremos mejorar el razonamiento, representar mejor las lenguas minoritarias. Aina (catalán) y Alia (español y otras lenguas europeas), así como otros modelos, seguirán esa tendencia de mejora continua.
¿Aina y Alia serán competitivos cuando salgan otros modelos más avanzados?
Depende de la estrategia. Un LLM es una caja de entradas y salidas. Puedes mejorarlo con muchas cosas: agentes, recuperación de documentos, etc. Habrá modelos de grandes empresas más potentes, pero puede que en catalán no rindan igual. Lo he vivido en Meta: el modelo brillaba en inglés pero no rendía bien en catalán. Aina y Alia cubrirán un espacio que los grandes modelos no cubren por estrategia. Luego puedes enriquecer esos modelos con alianzas. No hace falta tener el modelo más grande del mundo para hacer algo valioso. Como decía Bill Gates: “Es mejor subirse a la penúltima moda.” Sabemos que funciona. Los modelos del año pasado aún son muy útiles. Depende de lo que quieras hacer. La idea de que solo sirve el modelo más nuevo es una falacia. Hace falta educación.
¿Esa es la lógica europea, no competir con los más grandes, sino hacer modelos más sostenibles y eficientes?
Totalmente. Tienes modelos pequeños de LLaMa o Gemini, no solo Mistral. Entrenas uno grande con más datos y parámetros, y cuando es demasiado costoso, buscas cómo reducirlo manteniendo su capacidad. Es un ciclo. En cada iteración mejoramos la tecnología. No hace falta que un solo modelo lo haga todo.
¿En qué ámbitos será más necesaria la AI Factory en los próximos meses o años?
IA para administraciones públicas, para ofrecer servicios al ciudadano. IA en salud, por la saturación global. IA en servicios con interacción personal. Salud mental. También me gustaría ver avances en computación cuántica con IA. Creo que en los próximos 20 años será clave.
¿Qué es la computación cuántica, por favor?
Es una tecnología emergente que permite resolver problemas muy concretos que los ordenadores clásicos no pueden. Algunos algoritmos de IA son muy costosos de entrenar. La pregunta es: ¿con un ordenador cuántico, qué podríamos mejorar? Aquí hay mucho margen para investigar. La UE ya está apostando fuerte. Antes era todo especulación. Hoy es más tangible. Hace cinco años decíamos “El invierno ha llegado”, y de repente apareció la IA generativa: “No, esto es una eterna primavera”. La computación cuántica tiene ideas brillantes y los próximos 10 o 20 años serán fascinantes. El BSC jugará un papel decisivo. Esa es mi esperanza.
¿No cree que el optimismo de quienes lideran el sector contrasta con el miedo de la ciudadanía, amplificado por los medios?
Sí, y pasa siempre con cada nueva tecnología. Hay impacto bueno y malo. Al principio, con la IA generativa, la gran alarma fueron las fake news. Si ves lo que genera un modelo actual, incluso a mí —que soy experto— me cuesta distinguirlo. Pero también ha tenido un impacto positivo: la gente ahora es más crítica. Sospecha. Se activa el espíritu crítico. Y además ha permitido mucha creatividad, como en el cine. Cuando llegó la revolución industrial, los más preocupados eran los conductores de carruajes, y luego encontraron nuevas tareas. Lo mismo con la IA: llegarán nuevas profesiones. No hay que tener miedo, sino estar informados y detectar oportunidades. Porque las habrá, y muchas. Abracémoslas y veamos hasta dónde podemos llegar juntos. Esto no se va a detener.
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