José María Lassalle Ruiz (Santander, 1966) es ensayista, profesor universitario de Filosofía del Derecho, exdiputado del Partido Popular en el Congreso y exsecretario de Estado de Sociedad de la Información y Agenda Digital y también de Cultura en los gobiernos de Mariano Rajoy. Colabora en diversos medios de comunicación y sus últimos ensayos tratan sobre inteligencia artificial. Es consultor en Acento, despacho de asuntos públicos de los exministros Alfonso Alonso (PP) y José Blanco (PSOE). Este lunes pronunció una conferencia en Tecnocampus Mataró organizada por Valors.
La inteligencia artificial la encontramos hasta en la sopa.
Es el tema de nuestro tiempo. En los últimos cinco años se ha convertido en un concepto básico para entender el mundo contemporáneo tal y como está configurado.
¿Cuánto tiempo hace que la estudias?
Reflexiono, pienso y escribo sobre ella desde 2017, cuando publiqué el ensayo Contra el populismo, en el que abordaba las claves tecnológicas que operaban en la configuración de lo que empezaba a definir como una “rebelión de masas digitales” para hablar del populismo. La tecnología, y en particular herramientas disruptivas tan poderosas como la IA, ejercía presión sobre las estructuras intelectuales, cognitivas, políticas y sociales. Ya siendo secretario de Estado, uno de los proyectos que quise poner en marcha fue convertir Barcelona en un “Davos digital” que reflexionara sobre el impacto social de las tecnologías disruptivas, entre las cuales, evidentemente, ya estaba la IA.
¿Fue el embrión de la Declaración de Barcelona?
Fue el embrión de lo que después se convirtió en la Carta de Derechos Digitales. Y dentro de Cataluña, en la creación del Digital Forum Society, uno de los verticales de la Fundación Mobile World Congress.
¿Cómo definirías lo que ha ocurrido en los últimos años con la IA?
Comprender que la mirada tecno-optimista y hasta cierto punto ingenua sobre la neutralidad de la técnica, en sentido amplio, ha sido colocada en los ángulos correctos de reflexión. Es verdad que hay un tecno-pesimismo excesivo en muchas reflexiones, incluso cierto catastrofismo. Pero también es cierto que debemos encontrar el punto de equilibrio que nos permita responsabilizarnos colectivamente de lo que representa esta extraordinaria oportunidad para el ser humano que es la IA. Si no se regula o no se identifican sus propósitos, puede convertirse en una herramienta muy peligrosa.
¿El regreso de Trump a la Casa Blanca, los aranceles y la guerra descarnada con China pueden ser buenos para la carrera de la IA?
En un ensayo del año pasado titulado Civilización artificial, dediqué uno de los capítulos precisamente a la geopolítica de las máquinas, para reflexionar sobre cómo uno de los factores que acelera las capacidades de la IA es la competencia sistémica entre Estados Unidos y China por obtener antes lo que probablemente sea una IA fuerte, la antesala de una IA General (AGI). No sé cuándo se producirá, pero ambas superpotencias compiten por liderar la IA y lo hacen con un enfoque muy utilitario, sin otro propósito que las capacidades de poder de la IA. Creo que esto puede ser una oportunidad para replantearnos y para que Europa juegue un papel importante, si el desarrollo de la IA para toda la humanidad debe hacerse con parámetros distintos a los que chinos y norteamericanos quieren imponernos.
🧠 “Las IAs gestionan mejor la información. Quizás lleguen a conocer mejor. Pero no sé si llegarán a ser más sabias que nosotros”
Quizás Trump obliga a Europa a salir de su zona de confort del debate ético y a intentar competir, aunque sea con modelos como el francés Mistral. ¿El sacudón de Trump obliga a Europa a ponerse las pilas?
La reacción era inevitable. Ursula von der Leyen anunció en París el movimiento de 200.000 M € para poner en marcha una IA europea, en un proyecto lo más parecido al Airbus para la aeronáutica. Eso significa que no se improvisa de un día para otro. Mistral es un diseño francés que casi podría ser un spin-off que impulsa determinados vectores que ahora hay que ajustar e integrar en un sistema más complejo en el que cada país aporte su valor al conjunto. Creo que es posible y que hay que afrontarlo. De todos modos, Trump es el desenlace de lo que ya venía pasando con la administración Biden: en octubre de 2023 se aprobó la orden ejecutiva sobre IA que establece al presidente de EE. UU. como “Commander in Chief” en materia de IA, subordinando toda la investigación privada a criterios de seguridad nacional. Muy alineado con el complejo tecnológico de las grandes corporaciones que pugnan por un monopolio de la IA, como ha ocurrido con el desarrollo tecnológico norteamericano desde los ochenta. Por tanto, Europa tenía que enfrentarse a un diseño de IA. Lo que no sé es si nuestro modelo debe emular competitivamente el de norteamericanos y chinos. Europa debe crear su propia IA, y si eso significa replicar el cerebro humano y su funcionamiento, quizá sería bueno intentar reproducir el cerebro o cómo trabaja de manera más eficiente el cerebro europeo.
Quizá es una oportunidad para Europa de marcar el futuro, considerando que a nivel político no ha brillado últimamente. Una nueva Unión Europea dominada por la IA sería una oportunidad si supiera jugar sus cartas.
Sí, con el proyecto de von der Leyen nos hemos definido como “el continente IA”. Hacemos de la IA un factor diferencial de Europa. Eso implica que primero debemos definir qué propósito le damos: ¿para qué queremos la IA? Para que contribuya al bienestar según la visión europea, distinta de la china o norteamericana. Para nosotros la cultura, la tolerancia, la alteridad, el respeto a la persona son fundamentales. Tenemos una mirada humanocéntrica. Esa mirada debe servir no solo para evitar riesgos que dañen a la persona, sino para concebir la IA como asistente que mejore el bienestar humano.
🌐 Geopolítica y modelos
En la idea de Trump de que haya un actor que se lo lleve todo, ¿ves más probable que sea OpenAI o una de las “siete magníficas” tradicionales? ¿O imponerse una startup sin ánimo de lucro como OpenAI?
OpenAI va por delante, aunque desconocemos las magnitudes de sus indicadores más oscuros en su caja negra algorítmica en comparación con otras IA de las grandes corporaciones. No sería descartable, como ha ocurrido en la historia del capitalismo industrial norteamericano a finales del XIX, ni que ocurra en el capitalismo cognitivo del siglo XXI, una práctica colusoria de investigación [ilegal] con reparto de papeles. No lo sé. Lo evidente es que la IA hará a las empresas más competitivas, permitirá controlar mejor a la sociedad y dotará de armas con mayor capacidad letal. Bromas las justas: sabemos que EE. UU., con Trump al frente, revela su vocación de “república imperial”.
🌍 “Europa puede crear una IA competitiva. Bromas las justas. Estados Unidos es una república imperial”
¿Qué pensaste cuando surgió la china DeepSeek?
Me pareció un momento disruptivo. Reconoce que el modelo norteamericano no tiene por qué ser el nuestro: no es necesario entrenar con datos masivos, también puede hacerse entrenamiento selectivo sobre la base de las bases de datos que especifiquemos. Además, con los chips existe la posibilidad de reutilización. Hay muchas variables en el diseño de una IA, incluso el código abierto. El diseño de las grandes corporaciones americanas no es necesariamente el que hará avanzar más la IA. La IA generativa busca imitar al ser humano cuando crea productos intelectuales; en Europa llevamos 2.500 años en ello, diseñando una cultura lo bastante atractiva como para ser amada por millones de humanos que emigran aquí en busca de nuevas oportunidades. DeepSeek ha sido un fenómeno disruptivo que cuestiona el modelo de desarrollo de la IA. Pero Europa tiene indicadores de primer nivel: los mejores datos, infraestructura tecnológica, supercomputación (Barcelona Supercomputing, Max Planck), talento Nobel, centros académicos de excelencia. Todo ello es motivo de confianza para desarrollar una IA competitiva.
“España puede tener un papel relevante por su apuesta por los algoritmos verdes y la reducción de la huella de CO₂”
El rol de España
¿Es creíble la ambición en IA que dice tener Pedro Sánchez?
España puede jugar un papel relevante por su apuesta por los “algoritmos verdes”: IAs que contribuyan a reducir la huella de CO₂ y hagan la investigación más sostenible. Hemos invertido en ello y contamos con centros de datos neutros. Nuestras infraestructuras tecnológicas son de primer nivel; tras Finlandia, somos el país con mayor penetración tecnológica, con cobertura del 99 % del territorio. Hay talento. Igual no tenemos los presupuestos de otros países, pero lo importante no es que uno ponga más dinero, sino que lo hagamos juntos. Aquí hay que definir el rol que España quiere jugar, como hicimos con Airbus.
¿Crees que lo sabemos?
No, y eso es lo que deberíamos trabajar: plantear una estrategia de país. Creo que infrautilizamos nuestros “campos semánticos” en IA generativa, vinculados a la inteligencia simbólica. El español, asociado al catalán y otras lenguas románicas, tiene capacidades conceptuales más ricas que el inglés. Por ejemplo, la distinción entre “ser” y “estar” es imposible en inglés. Las lenguas generan los datos; la suma de las lenguas latinas tiene peso geopolítico.
Ahora la paradoja: los hispanohablantes en España usan IAs norteamericanas y reciben español latinoamericano. Por primera vez, España está al mismo nivel que Cataluña: ni un Estado garantiza que tu lengua esté blindada con la IA.
Sí. Sería absurdo que España pretendiera una IA propia, pero sí hay que garantizar algún modelo que reconozca a sus ciudadanos, aunque sea compartido con otros países.
En contextos como el catalán, con 11–12 M de hablantes y todo el contenido en Internet para entrenar modelos de IA, ¿cómo lo ves?
No lo sé; requeriría experiencia técnica que no tengo. Desde mi reflexión macro filosófica y sociopolítica, diría que las lenguas románicas (catalán, occitano, italiano…) comparten enormes similitudes conceptuales. La complementariedad lingüística es muy positiva frente al aislamiento identitario. Pensar complejamente en un universo semántico compartido ayuda a proyectar la creatividad humana. Para entender estados de ánimo no hay mejor concepto que “el seny y la rauxa”; algo difícil de traducir, pero que alguien con mirada mediterránea comprende. En castellano no hay palabra equivalente a “seny”: moderación, racionalidad equilibrada y armoniosa. Esa complejidad es extraordinariamente positiva.
🤝 Humanidad e IA
Sam Altman marcó 2025 como fecha de la AGI. ¿Te asusta o respetas la AGI?
Creo posible una IA que reproduzca cómo piensa el ser humano de forma multifactorial y multitarea. Para que genere una alteridad cognitiva auténtica debemos dar el siguiente salto, y harán falta muchos años.
Ya usamos modelos de IA de razonamiento. Tú, como filósofo, ¿qué opinas de que digan que la IA puede razonar?
Razonan basándose en una parte del razonamiento humano: lógica que opera sobre memoria y archivo de información. Las IAs generativas están en eso. Para dar el salto cualitativo más allá del uso hipereficiente del archivo de datos –la IA fuerte que recree una alteridad radical respecto al humano–, hay algo imposible de replicar: el ser humano crea para imaginar. Imagina mediante intuiciones, un sistema de alertas ligado a nuestra condición frágil y limitada. Los diseños de IA buscan romper límites para crecer; el humano solo los supera con imaginación, incluso la trascendencia, un límite radical. Desde un punto antropológico, es difícil de replicar. Ahí está nuestra ventana de oportunidad: relacionarnos positivamente con la IA y, aunque llegue a IA fuerte o general, convertirla en algo subordinado a la capacidad humana. Las IAs gestionan mejor la información, quizá llegan a conocer mejor, pero no sé si llegarán a ser más sabias que nosotros.
📚 “El impacto de la IA sobre la psique humana es enorme. Hace falta una educación muy diferente: educar al ser humano para la IA”
Más sabias no, pero en algunos aspectos ya son más creativas que nosotros. La IA generativa ofrece resultados creativos estimulantes e inquietantes a la vez.
Sí, pero insistiré: lo hace con la base dejada por el ser humano. Opera en un estándar que supera lo “mediocre” pero normaliza en torno a lo “mediocre”.
Por el volumen de datos de entrenamiento, el conocimiento no puede ser lo más elitista, refinado y creativo de la humanidad.
Y, sobre todo, cuando se aborda la condición humana: culpa, perdón, reconciliación, amor, muerte, enfermedad, pérdida de un ser querido… Aspectos que la IA puede entender desde la literatura, pero la experiencia radical nacida de la condición humana es estrictamente nuestra. Difícil de disputar. No sé si habrá una condición artificial equivalente a la humana. Quizá en el futuro esa condicionalidad y límites intrínsecos a lo sintético generen una alteridad más profunda, y su conciencia dispute al humano otra manera de pensar.
Conectar la IA en tiempo real a una red social como X puede ser brutal (Elon Musk ya lo hace).
Toma lo peor, porque lo necesita: las redes generan los datos más valiosos para polarizar, la parte reptiliana del inconsciente humano, ligada a la violencia y a toda la condición humana.
📚 Educación y psique
¿Cómo crees que el uso de IA como asistentes personales en el día a día puede afectar a los humanos?
Enfrentamos una transición crítica hacia una colaboración permanente entre humano e IA. No podemos privar al humano de colaborar. El impacto en la psique será enorme: puede secar las fuentes de la creatividad, muy vinculadas al cuerpo y la piel, y afectar la gestión del tiempo. Por ello hace falta una educación muy diferente: educar al ser humano para la IA. Será un enorme esfuerzo, porque si no, la desigualdad será extraordinaria e inasumible para una sociedad democrática.
[Este artículo de Algoritmo Transparente #83 también está traducido al catalán, inglés, francés e italiano.]
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