Microsoft y OpenAI capitalizan la IA, Meta fija un rumbo ambicioso, y Tesla y Google pasan una mala semana
Apple sigue asistiendo a la fuga de talento directivo a las puertas del lanzamiento de las Vision Pro, y mezcla fracasos (frente a Microsoft) y éxitos (frente a Samsung).
La semana ha sido densa, pero no sufráis que lo haré fácil. La malvada Inteligencia Artificial que según el FMI acabará con el 40% de empleos y, de una manera u otra, afactará a un 60% a nivel mundial, sirve para mejorar los diagnósticos médicos y la atención con los pacientes, sirve para escribir a mano imitando a las personas (¡justo ahora que nosotros no sabemos hacerlo!), sirve para engañar, para revolucionar la ciencia forense y para preservar el Māori como lengua indígena, entre muchos otros descubrimientos que hemos sabido estos días. Hay tres maneras de aproximarse a la Inteligencia Artificial en los tiempos que corren. 1) Escandalizándose por los despidos anunciados por Google “por culpa de la IA”, 2) alegrándose entusiastamente por los descubrimientos científicos que vamos viendo cada día, o 3) teniendo en cuenta ambos aspectos y aportando criterio propio y experiencia vivida. Lo que no se vale es llevar los despidos o el catastrofismo a las portadas y sumarios de medios generalistas y, ¡oh, sorpresa!, no considerar relevante destacar ninguno de los muchos avances científicos que supone la IA a día de hoy.
Si la semana pasada estuvimos pendientes del CES 2024 de Las Vegas para ver qué artilugios incorporaban la Inteligencia Artificial —y comprobar que hasta en la sopa—, esta semana nos ha tocado vigilar de cerca el Fórum Económico Mundial de Davos, por donde dirigentes mundiales han ido desfilando, incluido Sam Altman, CEO de OpenAI, que ha mostrado su cara más amable y ponderada. No obstante, Axios le arrancó un buen titular en su entrevista exclusiva: El avance de la IA será “incómodo” a medida que se vaya personalizando y proporcione diferentes respuestas a distintos usuarios.
A mi, me alegra que Jeff Jarvis plantee un debate necesario desde los medios y el periodismo sobre la actitud defensiva en nombre de los derechos de autor de algunos grandes grupos de comunicación. Y ya dejé escrito aquí que me parecía honesto que Sam Altman reconociera que sin alimentación de material publicado en Internet no habría un buen entrenamiento para los modelos de Inteligencia Artificial.
Me alegra que Jeff Jarvis plantee un debate necesario desde los medios y el periodismo sobre la actitud defensiva en nombre de los derechos de autor de algunos grupos de comunicación.
En Davos, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció una inversión de 18.000 millones de euros en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, cosa que satisface porque aunque fuera simplemente un eslogan y propaganda querría decir que España aspira a jugar un papel más allá de la hiperregulación europea. Sánchez empezó su discurso de investidura en el Congreso citando a la IA como uno de los grandes retos del momento, y de la legislatura. Por tanto, podríamos estar ante un planteamiento serio y bien intencionado. En Davos se ha hablado de Inteligencia Artificial, y junto a los dirigentes políticos también han intervenido directivos de las grandes tecnológicas. Los profesionales cualificados recibiremos el impacto de la IA, y algunos despidos en Google y en Amazon así lo confirman.
En el caso de Google, hay que leer a Antonio Ortiz, que sostiene que “Google parece anticipar una crisis: por primera vez en décadas hay una alternativa a su buscador, que además está en decadencia”. Lean su artículo La crisis de Google antes de su verdadera crisis. Me alegra leer que mi artículo de mayo no iba desencaminado: La revolución conversacional en la búsqueda de información: Google enfrentado a la inteligencia artificial (“Bing y ChatGPT desafían el dominio de Google y transforman el acceso a la información”, me aventuraba entonces).
Los despidos de Google, que se tiene que blindar ante los fichajes de su talento por parte de OpenAI, la principal organización mundial de Inteligencia Artificial, se han conocido en una semana, esta, que ha dado mucho de sí en las otras grandes tecnológicas. Apple, desbancada momentáneamente por Microsoft en su valoración bursátil, ha superado por primera vez en 13 años a Samsung en móviles colocados en el mercado. (Apple envió el año pasado 234,6 millones de móviles, obteniendo una participación de mercado del 20,1%, frente a los 226,6 millones unidades y una participación del 19,4% de Samsung.)
Fuga de directivos en Apple, que tendrá el primer consejo de administración paritario de una gran ‘tech’
No sé cómo posicionarme ante lo que veo y leo de Apple. Tenemos fecha de lanzamiento de las Vision Pro (2 de febrero en Estados Unidos). Sabemos que los vendedores le dedicarán 25 minutos al cliente y que la compañía está preparando el lanzamiento en las tiendas de manera muy minuciosa. ¿Los 3.500 dólares de las gafas de Apple serán obstáculo para la irrupción de las Vision Pro como en su día lo hizo el iPhone? Que YouTube y Spotify se unan a Netflix y no se planteen aplicaciones para las gafas de Apple algo debe querer decir. La compañía de la manzana sufre en los juzgados por la demanda de Epic Games (Fortnite) —aunque reacciona— y por la prohibición (suspendida) de venta de los Apple Watch en Estados Unidos. A la fuga del talento de los diseñadores del iPhone Jony Ive y Tang Tan (que ha fichado Sam Altman para OpenAI o aledaños), esta semana hemos asistido al anuncio de otra deserción entre los altos directivos: el de Saori Casey, vicepresidenta de finanzas de Apple, que ficha por la empresa de altavoces y sonido conectado Sonos. O sea, huyen Casey, Ive y Tan, a pocos días del lanzamiento de las Vision Pro. Para acabarlo de rematar, los miembros del consejo de administración Al Gore y James Bell se jubilan, y se incorpora Wanda Austin, que garantiza la paridad del consejo de la primera gran tech. No me atrevo a valorar, pero os prometo que seguiré las novedades atentamente y continuaré reportando en este boletín.
A la fuga del talento de los diseñadores del iPhone Jony Ive y Tang Tan, hemos asistido al anuncio de otra deserción de altos directivos: el de Saori Casey, vicepresidenta de finanzas. Para acabarlo de rematar, los miembros del consejo de administración Al Gore y James Bell se jubilan, y se incorpora Wanda Austin, que garantiza la paridad en la primera gran tech.
El cofundador de LinkedIn Reig Hoffman medió entre OpenAI y Microsoft en la crisis de noviembre
En Microsoft todo va viento en popa. Lanzan la tecla Copilot para los teclados de los ordenadores con Windows 11. No hay manera más gráfica y potente de facilitar el acceso de la Inteligencia Artificial que este gesto, y más si puedes ofrecer IA al mismo precio que OpenAI pero en un entorno de gran consumo, con su potencia y con la posibilidad de conectar el buscador Bing con GPT y ahora Copilot. Esta semana han anunciado Copilot Pro, un asistente avanzado de IA para competir con Google. Huelen sangre y van a por todas. Buen inicio de año para la compañía de Satya Nadella, que le dio el susto a Apple en valoración por un ratito, y que en noviembre contó con Reid Hoffman, confundador de LinkedIn, como mediador en la crisis de liderazgo de noviembre pasado. Nadella jugó bien sus cartas y ha salido reforzado. Ahora vamos sabiendo entresijos de lo que pasó aquellos días.
En OpenAI, la empresa de ChatGPT, se han puesto las pilas en varios frentes. Hemos sabido que están contactando con aspirantes a incorporarse al nuevo consejo directivo, donde ya tienen a la vicepresidenta de Microsoft Dee Templeton como observadora sin derecho a voto. (Aún persisten tensiones lógicas.) Sabemos que se han abierto a un proceso para mejorar la gobernanza y la participación. Sabemos que se han comprometido con la salud democrática prohibiendo el uso de su IA para campañas electorales con la intención de reducir la desinformación y la manipulación electoral. Por contra, por lo bajini, en su reciente cambio de política se carga la prohibición del uso de sus tecnologías para aplicaciones militares.
Buen inicio de año para Microsoft, la compañía de Satya Nadella, que le dio el susto a Apple en valoración por un ratito, y que en noviembre contó con Reid Hoffman, confundador de LinkedIn, como mediador en la crisis de liderazgo de noviembre pasado.
Esta semana también hemos sabido que la compañía de Sam Altman firma el primer acuerdo con una universidad, y que la de Arizona será la primera en tener ChatGPT Enterprise para crear un tutor de IA personalizado para los alumnos. No hay novedades de líos con (nuevos) medios de comunicación, y la resaca del podcast de Altman con Bill Gates es buena (aquí, en castellano gracias a la IA). La tienda de GPTs no está enriqueciendo de Matías, del podcast Monos estocásticos, pero mejora y facilita los servicios de los usuarios que no aspiran a hacerse millonarios. (A pesar de las críticas a la experiencia de usuario de algunos sobre la dicha GPT Store.)
Elon Musk lanza un pulso interno en Tesla, y Zuckerberg anuncia un cambio estratégico enfocado a IA y metaverso
La semana en Samsung, con el lanzamiento de la serie de móviles Galaxy S24 y la incorporación de IA —de aquella manera—, ha sido provechosa a pesar del mordisco de Apple. En cambio, Elon Musk nos ha tenido entretenidos con un pulso curioso con los accionistas de Tesla, diciendo que si no incrementa su control (quiere pasar del 12% al 25%) en la compañía se replantearía continuar con el desarrollo de la IA en la empresa, y que quiere evitar que “le hagan un Sam Altman”. A los accionistas e inversores no les ha hecho mucha gracia. Como lanzar un tuit con el robot de Tesla Optimus doblando una camisa y… segundos después tuitear que no es lo que parece.
Quién da poca guerra —es un decir— y va haciendo es Mark Zuckerberg, que justo este jueves ha anunciado un cambio estratégico significativo de su compañía, Meta, hacia el desarrollo de la inteligencia general artificial (AGI) y la mejora del metaverso, con las gafas inteligentes como interfaz principal. Para respaldar estos desarrollos, Meta ha adquirido una cantidad considerable de GPUs Nvidia H100. Zuckerberg ha reestructurado su equipo de investigación de IA, FAIR, para alinearse mejor con los objetivos a largo plazo de Meta, principalmente a través del proyecto Llama. A pesar de haber sacado la cabeza en el tramo final de la semana, le doy a Zuckerberg (Meta) el podio junto a Altman (OpenAI) y Nadella (Microsoft), dejo fuera a Musk (Tesla) y Sundar Pichai (Google), y, por prudencia, no sé cómo valorar a Tim Cook (Apple).
En cuanto a aparatos, el Rabbit R1 ha rendibilizado de la mejor manera su paso por el CES 2024 de Las Vegas, vendiendo 40.000 unidades en 4 días y agotando existencias. Y el lanzamiento de Samsung de su Galaxy S24 ha tenido una muy buena acogida. En cuanto a la cara humana de las tecnologías, la sentencia que considera accidente laboral el trauma mental de un moderador de comentarios de Facebook es un punto de inflexión. En el aspecto legislativo-ejecutivo, el Gobierno pretende poner puertas al campo buscando el titular fácil y una cierta sensibilización. Y poner dinero encima de la mesa, que eso es más que un titular.
Seguiremos informando. Gracias a todos los nuevos suscriptores. ¡Buen fin de semana!
[Microsoft i OpenAI capitalitzen la IA, Meta fixa un rumb ambiciós, i Tesla i Google passen una mala setmana, en catalán]
Algoritmo Transparente #16