El perdón de Mark Zuckerberg, más misericordIA que arrepentimiento y el aceleracionismo efectivo (e/acc)
Buena semana para Google, cosquilleo en Apple con las Vision Pro, susto en Microsoft por Taylor Swift, revés italiano para OpenAI y enero 'horribilis' de Elon Musk. Si vas al cine, también ves IA.
Algo se mueve. Cada día más personas perciben que la Inteligencia Artificial está entre nosotros y que ha venido para quedarse. Si vas al cine, ves IA en la película. Si entras a WhatsApp, ya puedes conversar con Carina, y antes con LuzIA. Si pones la televisión, en cada noticiario sale alguna pieza sobre IA. Es un goteo. Y mientras eso sucede, percibo que cada día más personas se acercan para hablar sobre IA, para comentar y debatir, con más prudencia que miedo y con más curiosidad que inquietud.
Los que en su día vivimos la revolución digital y la revolución del móvil (dos revoluciones, y ahora vamos a por la tercera, en una misma generación, ¡qué privilegio!) somos quizá más conscientes de lo que todo esto va a suponer. Curiosamente los más jóvenes, los que ya nacieron con Internet, las redes sociales y el móvil en la mano, esos, son los menos interesados o conscientes de lo que está pasando y de lo que va a pasar. Será gordo. Está siendo gordo. Será más fuerte que la digitalización y el impacto de los móviles inteligentes. Que las dos cosas juntas.
Esta reflexión me viene al pelo (en mi caso, es un decir) porque lo de esta semana en el Senado de Estados Unidos me parece metafóricamente relevante. Pensaba el otro día que la Inteligencia Artificial es una revolución en marcha que nos pilla a nosotros, los analógicos adaptados a lo digital, con más ganas de mambo y de vivir el ‘tsunami IA’ que a los jóvenes. Es una percepción, nada de reproche ni superioridad generacional. Precisamente el día que meditaba sobre la curiosidad positiva que nos genera la IA a los boomers ante la aparente indiferencia de los veinteañeros, justo ese día, se produjo la petición de perdón por parte de Mark Zuckerberg ante el Senado de los Estados Unidos por el mal causado de las redes sociales entre los menores y jóvenes.
Los más jóvenes, los que ya nacieron con Internet, las redes sociales y el móvil en la mano, esos, son los menos interesados o conscientes de lo que está pasando y de lo que va a pasar. Será gordo. Será más fuerte que la digitalización y el impacto de los móviles inteligentes.
Me parece una metáfora brutal. Que el CEO de Meta (Facebook, Instagram, Threads…) se disculpe en sede parlamentaria ante padres de víctimas (jóvenes con problemas de salud mental por culpa de las redes) y activistas me parece un punto de inflexión (quizá simbólico, pero oportuno en el tiempo) muy necesario y que debería hacernos reflexionar. No todo lo que pensábamos y dijimos en su momento sobre la red y las redes, sobre la digitalización, la participación, la democratización y tantas otras buenas palabras de la época (años noventas y primeros dos miles), salió como esperábamos o deseábamos. Y justo ahora que estamos ante el terremoto IA, era bueno y necesario hacer autocrítica y ser conscientes de errores que no hay que repetir.
La petición de perdón de Zuckerberg me la tomo como un acto de contricción más enfocado a futuro que inmovilizador. Más orientado a ‘misericordIA’ (misericordia divina de la IA) que a arrepentimiento agotador y repetitivo. Ya sé que este viernes me estoy poniendo demasiado profundo y trascendente (no tanto como Sam Altman), pero ¿y si de la misma manera que pocos meses atrás intuíamos que ChatGPT podría acabar con Google tal y como conocíamos el buscador (y el ‘clickbait’), por qué no la IA puede servir para corregir los errores de plataformas sociales addictivas y nocivas para determinadas edades y personas? Os pido que me déis alguna semana de margen antes de mojarme definitivamente, pero estoy a un ‘prompt’ de firmar mi compromiso con el aceleracionismo efectivo o tecnooptimismo. Porque soy periodista que, si no, me ponía e/acc en la biografía de mi perfil.
Os pido que me déis alguna semana de margen antes de mojarme definitivamente, pero estoy a un ‘prompt’ de firmar mi compromiso con el aceleracionismo efectivo. Porque soy periodista que, si no, me ponía e/acc en la biografía de mi perfil.
Pasan tantas cosas y todo va tan rápido que si miro hacia atrás me sorprendo de hasta qué punto podía vivir ajeno a todo esto. Por este motivo, Algoritmo Transparente. Porque escribir este boletín me obliga a anotar cada día lo que veo y leo sobre Inteligencia Artificial y (lo que me interesa de) Tecnología, y el viernes dedicarme a pensar y redactar lo que ha sucedido en una semana. Es imposible recogerlo todo, pero solamente con lo que anoto me doy cuenta que en los primeros dos mil no lo acumularía durante un trimestre o medio año. Me gustaría tener más tiempo para experimentar herramientas, y poder criticar en lugar de informar de la aparición de Carina, de Arc Search como alternativa a Chrome, de cuando podamos probar Code Llama de Meta ‘open source’, o de Lumiere de Google para generar video desde texto. Me gustaría tener más tiempo para mojarme sobre si el uso de diferentes chatbots de GPT en una misma conversación con ChatGPT es útil o si es mejor usar cada GPT en conversaciones independientes y separadas. ¿Mencionar chatbots personalizados por nosotros mismos y a los disponibles en la GPT Store (la tienda de chatbots de OpenAI) es una mejora en la experiencia de usuario o se trata de un salto efectivo en el trabajo y resultado de la IA nuestra de cada día a la hora de usarla? De todo esto os quiero ir hablando y compartiendo por aquí.
Google se pone las pilas con Bard y quiere plantar cara con la IA. Contrasta con el susto en Microsoft por los ‘deepfakes’ de Taylor Switf y en OpenAI por el revés de Italia. Elon Musk implanta chips en humanos pero pierde 56.000 millones por una sentencia de Delaware.
Así como la semana pasada, o hace ya dos, os dije que Google tenía problemas, creo que esta semana ha sido buena para la compañía. Google anuncia que se pone las pilas con Bard, con Gemini, que quiere plantar cara con la IA, y eso que venimos del lanzamiento de Lumiere, y eso que venimos de una caída de ingresos publicitarios y de las acciones de Alphabet. También de un 2023 de gasto en despidos. Y eso que venimos de la presentación de Gemini que nos dejó un mal sabor de boca. Pero esta semana en Google han marcado el paso, en contraste con los sustos en Microsoft por los ‘deepfakes’ de Taylor Swift y en OpenAI por el nuevo (es la segunda vez) revés de Italia a ChatGPT por la protección de datos, y también por una preocupante filtración denunciada por un usuario. Días de respiro para Sundar Pichai (Google) y de algo de movimiento para Satya Nadella (Microsoft) y, en menor medida, Sam Altman (OpenAI).
A Mark Zuckerberg con la comparecencia en el Senado ya lo dejamos tranquilo. El revés judicial de Delaware a Elon Musk por la insignificante cifra salarial de 56.000 millones de dólares en Tesla sí que es una preocupación. Ha eclipsado el anuncio del implante de su empresa Neuralink en un cerebro humano. Matizado después. Y no es el primero. Lo de Elon Musk es un festival semanal. Más preocupante que los despidos en PayPal. Más immediato que la guerra de chips de Rusia, y entre Estados Unidos y China. Mucho más preocupante que lo de Apple en Reino Unido. Apple también goza de unos días de cosquilleante espera ante el lanzamiento de sus gafas Vision Pro. Tim Cook (Apple) confiesa que llevaba años esperando este 2 de febrero. Durante la semana hemos visto videos y leído artículos (mayoritariamente positivos, pero con algun pero) de las primeras experiencias con las Vision Pro.
Monos estocásticos, Carlos Santana, Jon Hernández, Xavier Mitjana, Oliver Nabani y Laura, referentes
Si para el gran público ha sido la semana del ‘deepfake’ y el bloqueo de búsquedas sobre Taylor Swift, o sobre el perdón de Zuckerberg, y si para el profesional del audiovisual ha sido la semana del ISE en Barcelona con pantallas gigantes transparentes, para Monos estocásticos ha sido la semana de los catastrofistas, para Jon Hernández ha sido una semana asquerosa, para Carlos Santana ha sido divulgación sobre el supuesto plagio de la IA, para Xavier Mitjana ha sido productiva con las menciones a los GPTs o la generación de imágenes (y un interminable hilo de Reels divulgativos), para Oliver Nabani ha sido provechosa con Lumiere y Hugging Chat, para Laura ha sido pedagógica sobre ‘deepfakes’ con IA… Si pruebas nuevas herramientas es árdua tarea, estar al día con la intensa producción de videos de estos referentes, no lo es menos.
Gracias por la buena acogida que está teniendo Algoritmo Transparente y por los nuevos suscriptores. Cada semana somos más. Gracias a Javier Guallar por la recomendación de este boletín en su Content curators, de referencia. Gracias también a Tomás Cascante y Jordi Marín por su informe Catalunya és digital 2024 y por invitarme a contribuir con mi visión.
Si podéis recomendar Algoritmo Transparente a vuestros amigos interesados en Inteligencia Artificial, Tecnología, medios de comunicación y algo de periodismo, os lo agradeceré enormemente. ¡Saludos y hasta la semana que viene!
[El perdó de Mark Zuckerberg, més misericordIA que penediment i l’acceleracionisme efectiu (e/acc), en catalán]
Algoritmo Transparente #18
MisericordIA... jeje... Muy interestante tu newsletter.